Camino hacia delante, pero en realidad regreso hacia algo conocido. El camino se desvía cada vez más del mundo hasta que me saca fuera. Aquí el tiempo es el tiempo de la tierra, no el de los hombres. Todo pasa hoy, aquí y ahora. Y aquí, todos somos iguales y da igual quien seas. Todos tenemos el mismo deseo. Antes de continuar reviso la carga y me deshago de lo que más pesa. Me vacío, kilómetro a kilómetro, y aprendo a necesitar menos. Quiero llegar, pero pensar en el final me entristece. Todo habrá acabado y, sin embargo, no habrá hecho más que empezar. Y será lo más duro. De regreso, me pregunto cuánto tardaré en volver a la vida de la que venía. Es cierto, el camino me ha sacado del mundo pero sigo atada él. Pienso en el poema haiku de Madoka Mayuzumi: “Eterna confrontación. El caminante camina. El caracol se arrastra.”