Sabía que agosto sería fugaz. Sabía que en un abrir y cerrar de ojos estaría de vuelta en la rutina. Mi rutina. Días predecibles que me agotan. Horizontes acotados. Pasos marcados. Planes de otros. ¿Es eso la vida? Supongo que todo depende de lo que uno entiende por vida. También de lo que uno está dispuesto a arriesgar. Yo empiezo a pensar – más bien a madurar – que esa vida no es mi vida. Que vivir es mucho más si uno está dispuesto a mover el culo y a salir de su (a veces, reducida; a veces, muy reducida) zona de confort. Agosto no ha terminado, pero yo empiezo a pensar que debería empezar a trazar mi plan. El plan. Un mes nunca es suficiente.