Es una tarde cualquiera de un verano cualquiera. Una tarde extraña, sin cigarras, sin pájaros, sin ruido. Escucho truenos de una tormenta lejana que se acerca. Una cadena de pensamientos cruza mi mente como un relámpago. Tormenta – Pirineo – Verano – Infancia – Feliz – Papá. Siento un nudo que me sube del corazón a la garganta. Cae una lágrima. Abro la puerta y veo tu camisa de cuadros azules. Vacía para siempre. Lleva 4 meses colgada frente a mi cama. Acompañándome cada noche. Sigo escuchando truenos pero la tormenta no llega. Deseo que llueva. Que el cielo descargue toda su rabia. Cierro los ojos y te imagino, lleno de vida, en alguna de tus montañas.